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“Minería o no minería”, el dilema actual de Groenlandia que podría alterar el panorama mundial

Nuuk, capital de Groenlandia
La remota Groenlandia, la isla más grande del mundo, situada en el polo norte entre el océano Atlántico y el océano Glacial Ártico, ha pasado a las primeras planas. Esta “Región Autónoma” perteneciente a Dinamarca ha descubierto que posee el “depósito más grande del mundo de 14 tierras raras, probablemente el 50% del total, identificadas como vitales para las nuevas tecnologías”, lo que la convierte teóricamente en una de las primeras 10 minas del mundo con una valoración aproximada de 100 mil millones de euros.

Hasta ahora las empresas de la Unión Europea están obligadas a importar el 100% de sus necesidades  de estos minerales: antimonio, berilio, boro, cobalto, indio, molibdeno,  niobio, platino, renio, tantalio, telurio, titanio, vanadio y un grupo de  metales que comprende el escandio 21Sc, el itrio 39Y y los quince lantánidos. Esto ha hecho que la Comisión Europea siga de cerca esta nueva fuente de metales estratégicos para la producción de productos tan variados como las  bombillas LED, los sistemas de motorización híbrida de vehículos, los  smartphones o la tecnología eólica.

La noticia viene en momentos en que el abultado subsidio que le otorga Dinamarca ya no es suficiente para la economía de sus 57 mil habitantes. El desempleo ha crecido y hay pueblos cuya población empieza a migrar hacia nuevas oportunidades. ¿Acaso no deben abrazar la bonanza minera con alegría y esperanza?.. Todo parecería que sí, pero su poca experiencia histórica con la minería parece jugarles una mala pasada.


APOCALIPTICOS E INTEGRADOS

Cuando en Diciembre de 2012 el Parlamento groenlandés aprobó una reforma legal que permitirá importar mano de obra barata extranjera para grandes proyectos mineros, las protestas de la oposición y otras organizaciones no se hicieron esperar. El temor apocalíptico que están infundiendo en la población y el juego político comienzan a pesar en la balanza.

La reforma establece que para proyectos con una inversión base superior a 5.000 millones de coronas danesas (670 millones de euros) se podrán emplear a trabajadores extranjeros en la fase inicial. Más trabajo, más población y más ingresos para un pueblo necesitado.

Adicionalmente, en Octubre 2013 el Parlamento de Groenlandia derogó la prohibición de extraer uranio y otros materiales radiactivos, un nuevo avance para varios proyectos mineros de tierras raras. Esto configura un marco legal que se complementa con el deshielo de las regiones árticas que ha hecho más accesible la riqueza mineral y de otros recursos, y que ha aumentado el interés de inversores extranjeros en Groenlandia en los últimos años.

Hasta ahora, sin embargo, la economía de Groenlandia depende de la pesca y la caza, algo que podría cambiar mucho de prosperar los planes mineros.

China ha dominado hasta hoy el suministro mundial de tierras raras, pero Groenlandia y su nuevo potencial podría cambiar el escenario. Además, hay más que tierras raras: reservas de oro, mineral de hierro, rubíes y uranio, así como petróleo y gas. En este país, con un producto interno bruto de $2,400 millones, su desarrollo tendría un gran impacto económico.

Mientras estas cosas suceden hay gente que sale a las calles pidiendo “nueva escuela, hospital más grande, mejor aeropuerto, nuevo puerto, nuevas carreteras”.


RETO AL FUTURO

 ¿Se contradice la actividad minera y el desarrollo sostenible?..

 “Causará tanta contaminación que no vamos a poder vivir en nuestra ciudad. Y todos los animales, la biodiversidad será destruida”, asegura la profesora Avaaraq Olsen. Pero el alcalde de Groenlandia del Sur, Jorgen Johansen Waever, rechaza las críticas. “Hay gente aquí que busca tener un buen nivel de vida y quiere ser parte de un mundo global. Groenlandia está en camino a la independencia”, dice con orgullo.

“Otros países como Canadá y Francia también tienen minería de uranio”, dice Ib Laursen, gerente de operaciones de una compañía, mientras conduce por la ciudad. “Si ellos pueden hacerlo, lo podemos hacer en Groenlandia, podemos tomar los mejores estándares ambientales y aplicarlos aquí”.

Este bello país está al inicio de un camino que los peruanos hemos recorrido por siglos y que conocemos muy bien. Desde los tiempos Mochicas, cuando extraíamos cinabrio y cristales minerales de la montaña Campana, hace 1,600 años, la minería ha sido consubstancial a nuestra vida social y hemos sufrido sus bendiciones y males.

¿Puede tener Groenlandia minería y progreso sin dañar su medio ambiente? Sí, pero hay un precio que pagar. Primero, un marco legal claro que evite excesos y que extienda el progreso a todos. Y segundo, un “permiso social” que sea producto de un diálogo transparente y responsable con cada uno de los involucrados. Esa es la lección que la historia nos ha dejado a los peruanos. Y eso es lo que nuestros apreciados amigos de Groenlandia tendrán que aprender con celeridad si no quieren que el tren de la historia y del progreso los deje sentados sobre montañas de tesoros dormidos.

Finalmente, si Groenlandia decide finalmente emprender la explotación intensiva de las tierras raras podría alterar el equilibrio actual sobre estos recursos estratégicos del mundo, dominado hoy por China, y generar un reacomodo del ritmo de desarrollo que tienen la tecnología actual que depende de ellas.




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